Estas dos mujeres no se conocieron. Nunca se vieron. Nunca se hablaron. Y, sin embargo, un cuaderno azul unió sus vidas para siempre. Tanto que podrían ser vidas paralelas.
Hay gente que no nació para estar callada, Edeltraud Eckert era una de ellas. Quizá ese fue el motivo de su muerte, pero también es la razón por la que la recordamos. Porque hay gente que no puede quedarse en silencio.
Cuando Edeltraud tuvo conocimiento de los campos de prisioneros en la República Democrática Alemana DDR, se unió a un grupo de resistencia contra el Gobierno. Tenía 20 años. Era una estudiante modelo. Nadie lo esperaba de ella.
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